terça-feira, 5 de abril de 2011

La persona cierta...

"La persona cierta no es la más inteligente, no es quien nos escribe las más bonitas cartas de amor, no es quien nos jura pasión o nos dice que jamás se sintió así. Ni siquiera es aquella persona que se cambia de nuestra casa al fin de tres semanas y que así planea viajes idílicos al otro lado del mundo. La persona cierta es aquella que quiere quedar con nosotros. Tan simples cuanto esto. Por veces demasiado simples para que las personas entiendan. Lo que transforma un hombre vulgar en nuestro príncipe es el hecho de él querer ser el hombre de nuestra vida. Y hay algunos que aún lo quieren.
Los verdaderos Príncipes Encantados no tienen prisa en la conquista por que como ya elegirán con quien quieren pasar su vida, tienen todo el tiempo del mundo. Nos llevan a comer un pepito porque saben que en el futuro nos van a llevar a la Tour d’Argent. Nos oyen con atención y cariño porque se quieren acostumbrar a la música de nuestra voz y entran en nuestros corazones muy despacio, respectando el silencio de las cicatrices que solo el tiempo puede borrar. Pueden parecer menos empeñados o sinceros que los antecesores, pero aquello a que nosotros llamamos de hesitación o timidez tal vez sea solo una forma de precaución para que se queden seguros que no se van a engañar.
Lo Príncipe Encantado no es el novio más romántico del mundo que nos cubre de besos. Es el hombre que nos corre las sábanas por la noche para que nosotras no nos quedemos enfermas o entonces que se despierta por las tres de la mañana y va a hacer té de limón cuando estamos con dolores en la garganta. No es lo que nos compra discos románticos y nos deja mensajes cantando en el voice mail, es lo que nos oye hablar de todo, incluso de las cosas menos agradables. No es lo que nos dice “TE QUIERO”, sino lo que siente que tal vez nos puede amar para siempre. No es lo que va mitad de las vacaciones con nosotras y otra mitad con los amigos… Es lo que va, por veces, de vacaciones con los amigos. Lo Príncipe que sabe lo que quiere, no es lo mejor novio del mundo, es lo marido más guay del mundo, porque no eres lo que mira todos los días para nosotras, pero lo que mira por nosotras todos los días. Es lo que tiene paciencia para los míos, los tuyos, los nuestros hijos y que aún tienen un lugar en la mesa para los hijos de los otros. Que comparte la vida y mira en cada día una forma de darse a los que le son próximos. Que ayuda a los más ancianos a hacer los trabajos de casa y acuesta los más jóvenes con una historia de encantar. Que cuando está cansado se queda en silencio, pero nunca deja de nos envolver con una sonrisa. No necesita de un coche de lo mejor, una música que sea de lo mejor ya es suficiente para oír en el coche. Puede o no tener moto, pero tiene casi siempre un perro. Le gusta leer y sale poco por la noche porque prefiere quedarse en casa enamorando mientras ve lo Zapping. Cocina lo básico, pero hace los mejores huevos revueltos del mundo y va a la panadería en un feriado. Lo Príncipe es un Príncipe porque gobierna un reino, porque sabe dar e compartir, porque ayuda, apoya y nos hace sentir que somos muy importantes.
Claro que con tantos sapos en el mercado, bien vestidos, llenos de conversa y tiradas poéticas, ¿cómo es que no nos engañan? Es sencillo. Primero, es necesario aceptar que por veces nos engañan de verdad. E después, es necesario creer que un día podemos tener suerte. Y como lo mejor de estar vivo es saber que todo cambia, un día cambia todo y él aparece. Después, es solo déjalo quedar un día por delante del otro… y si fuera precisamente él, QUEDA."

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